STELARC "El cuerpo está obsoleto"
La obra de Stelarc nació con una duda esencial: la crítica a la propia estructura física, a la constitución biológica de su cuerpo. Pero partió además de un descentramiento vital constituyente: Stelarc, cuyo nombre de bautismo es Stelios Arcadiou (1946), adquirió su seudónimo artístico hace casi 30 años.
La obra de Stelarc nació con una duda esencial: la crítica a la propia estructura física, a la constitución biológica de su cuerpo. Pero partió además de un descentramiento vital constituyente: Stelarc, cuyo nombre de bautismo es Stelios Arcadiou (1946), adquirió su seudónimo artístico hace casi 30 años. Había nacido en Chipre, de padres griego y chipriota, pero a los cinco años se trasladó con su familia a Australia. Entre 1970 y 1990 vivió en Japón, y actualmente viaja nueve meses al año. Semejante inestabilidad debió generar en él idéntico estado diaspórico, que ha pretendido radicalizar mediante experiencias extremas de transmutación que podrían resumirse como metáforas de un viaje permanente hacia un más allá de sí mismo. De ahí que una parte de la crítica insista en calificarlo como “el primer posthumano”.
El punto de partida de esta especie de “estética protésica” de Stelarc es la idea macluhaniana de transformación y cambio del cuerpo:
“la estructura fisiológica del cuerpo determina su inteligencia y sus sensaciones, y si se modifica esa [estructura], se obtiene una percepción alterada de la realidad.”
Otro aspecto fundamental en su propuesta es la noción de “tecnoevolución.” Las performances que realiza son instrumentos que interactúan con su propio cuerpo (El Cuerpo Amplificado, El Brazo Virtual, etc.)
“LA EVOLUCIÓN ACABA CUANDO LA TECNOLOGÍA INVADE EL CUERPO. El cuerpo no como sujeto, sino como objeto, NO COMO OBJETO DE DESEO SINO COMO OBJETO DE DISEÑO.”
La tarea propuesta es, por lo tanto, la de descarnar el cuerpo para convertirlo en una máquina cibernética que posibilite una mayor adaptabilidad a cualquier medio y una comunicación directa con las máquinas artificiales, es decir, convertir al ser humano en un ciborg, cuya mente puede interconectarse a cualquier medio artificial gracias a un cuerpo cibernético. Este ser, sin piel ni órganos inútiles para su expansión, y dotado de componentes electrónicos, chips, sensores, etc., permitiría la vida en cualquier lugar.
De la tecnología somos capaces de alterar nuestro cuerpo, rediseñarlo en forma y función. En palabras del propio Stelarc “la estructura fisiológica del cuerpo determina su inteligencia y sus sensaciones,




